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Nos ha ayudado el intentar acompañar sin juzgar

Nos ha ayudado el intentar acompañar sin juzgar

Para Maria i Joana (nombres ficticios) los inicios con la acogida de Lena no fueron fáciles.

Las circunstancias de su llegada fueron bastante excepcionales. En pleno confinamiento y sin posibilidad de hacer la habitual adaptación: un profesional envuelto en un EPI dejó a la niña de 2 años a la puerta de su casa, con una maletita y un muñeco.

Habían tomado la decisión en poco tiempo, tras la llamada de la Generalitat que buscaba urgentemente a familias acogedoras porque estaban desalojando algunos centros menores para prevenir contagios.

Tomaron la decisión entre las tres, junto con su hija mayor de adopción de 15 años, que dijo sin rodeos: “Si una niña necesita una casa, que se venga.”

Tan solo ahora, después de dos años de convivencia, Lena empieza a estar más adaptada y a tener momentos de tranquilidad con sus mamás y su hermana. También tiene momentos frecuentes de intentar “controlarlo todo”, que es la manera que ha aprendido a su corta edad de sentirse segura, así como de no mostrar sus sentimientos o mentir para intentar encajar y sentir que pertenece a la familia. Al ser su piel más morena, ya ha recibido apodos de conocidos como “la morenita” y ambas saben que es probable que su pequeña reciba muestras de racismo.

¿Los retos? Echan de menos ser más escuchadas por la Administración, ya que quieren que las decisiones se lleven a cabo tomando en cuenta la situación específica de cada niñ@ y no “aplicando un manual”. También, la diferencia de valores con la familia biológica; “Por ejemplo, en cada visita les traían más de veinte regalos y esto hizo que ella interiorizara la idea de que el amor se demuestra con regalos materiales…intentamos ampliar el significado de la palabra “regalo”, ofreciéndole por ejemplo como regalo el ir a ver la cría de una yegua que acababa de parir. O el hecho de que su familia biológica es muy religiosa y nosotras no creemos en ninguna religión.”

Como consejos para familias que se lo estén planteando nos dicen lo que, desde su experiencia, les ha ayudado:

“Hay momentos difíciles para los cuales es necesario tener recursos mentales y emocionales para acompañar a la criatura, pero, sobre todo, para acompañarte a ti misma. Lo bueno es que te salen todos tus temas no resueltos así que es una oportunidad para trabajarlos. También creo que ayuda no tener demasiadas ideas preconcebidas sobre la criatura y estar a gusto con la imprevisibilidad y la incertidumbre, ya que la situación puede cambiar a cada momento.” – afirma Maria.

“También – añade Joana – tener un entorno favorable, donde ya haya más familias de acogida o adopción, que “normalice” la situación y favorezca su integración. E intentar que la criatura haga actividades artísticas para canalizar sus emociones.”

¿Qué os ayuda en los momentos difíciles?  “El apoyo y el diálogo entre nosotras dos.” – contestan ambas – “y también, la intención de acompañar sin juzgar. En las situaciones difíciles respirar hondo para intentar no reaccionar. Saber que los momentos difíciles empiezan y pasan.”

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